El tejido delictivo que se ha creado en gobernaciones y otros cotos de poder es intrincado y denso. Algunos cuentan con sus propias minas de oro. Amén de las redes de los militares enchufados. El negocio de las vacunas no solo es cruel sino inmoral. La prioridad es vacunar a su gente primero y cobran un dineral por vacuna… y otros negociados de escándalo…

 

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