Caracas.- El presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, ha vuelto ha convocar un acto de masas para este sábado en todo el país, tras la arremetida de Nicolás Maduro contra más de una decena de diputados del Parlamento, en una acción que incluyó allanamiento ilegal de la inmunidad, prisión y amenazas de muerte por parte de grupos irregulares armados.

Guaidó convocó a la plaza Alfredo Sadel, al este de Caracas, como parte de una agenda de protestas tras una dura semana en la que luego del frustrado alzamiento del 30 de abril, Maduro ha emprendido una purga contra todos los dirigentes y partidos políticos que de manera directa o indirecta se vieron involucrados en los hechos, con énfasis en aquellos que hicieron acto de presencia en la base aérea La Carlota, donde se pronunciaron tanto Guaidó como Leopoldo López.

El presidente interino ha reiterado que el régimen de facto de Maduro no podrá desmembrar al Parlamento, aunque buena parte de sus diputados se encuentran refugiados o en el exilio, lo que hace presumir que en la próxima sesión ordinaria, habrá dificultad para conseguir el quorum reglamentario.

Pidió en la concentración -un tanto discreta en asistencia- mantenerse de manera permanente en las calles hasta lograr el objetivo del cese de la usurpación, y giró instrucciones a su representante diplomático en Estados Unidos, Carlos Vecchio, para que se reúna con el Craig Faller, jefe del Comando Sur.

Luego de cuatro meses y medio de haber jurado para asumir las competencias del Ejecutivo Nacional, el juego entre oposición y Gobierno se encuentra trancado. Mientras el Gobierno utiliza la represión y el amedrentamiento como método para ganar terreno y tiempo, Guaidó utiliza su poder de convocatoria y el respaldo de más de 50 países para continuar en la carrera por la restauración de la democracia.

En entrevistas concedidas a varios medios de comunicación, Guaidó ya asomó abiertamente la posibilidad de autorizar el empleo de tropas militares extranjeras para deponer a Maduro, aunque la comunidad internacional, particularmente la Unión Europea y el Grupo de Lima, se oponen a esta idea.

Fuente: El Cooperante.

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