Caracas.- Tras los hechos acaecidos en las últimas 48 horas, los venezolanos y el mundo pueden tener una certeza: Nicolás Maduro ha echado a andar todo el andamiaje armado que construyó el chavismo durante 20 años en el poder, que comenzó con la creación de los nefastos círculos bolivarianos y que derivó en colectivos parapoliciales, causantes del fallecimiento de varios opositores en los últimos meses Y si ha tenido que apelar, como en efecto apeló, a sus malandros armados para reprimir manifestaciones, es porque siente que ha llegado a un punto de no retorno en el que puede perder el poder.

Y es que luego de dos décadas gobernando el otrora pujante país petrolero, el escenario económico es más caótico que el de una nación en guerra. El hartazgo de la población ante la grave crisis que se refleja en la diáspora y en la hambruna, ha encontrado en Juan Guaidó un líder que agrupe el descontento y lo canalice en una estrategia coordinada y eficaz.

Es precisamente Juan Guaidó quien luego de asumir las competencias del Ejecutivo Nacional el 23 de enero pasado ha obligado a Maduro a actuar de manera defensiva. El pronunciamiento militar de este martes agarró al chavismo con los pantalones abajo. Fue la historia del clásico “catarro sin pañuelo”, y ahora Leopoldo López se encuentra a salvo en la Embajada de España. López ya no podrá ser un rehén que exhiba la dictadura para poder negociar.

La lluvia de perdigones, bombas lacrimógenas y balas que el régimen comunista se vio obligado a utilizar en contra de los manifestantes el Primero de Mayo, da cuenta del estado real  de la cúpula roja, que aunque no desalojada todavía del Palacio de Miraflores, advierte el peligro inminente de su salida del poder y con ella, el pase inmediato al sitio donde las tiranías de este tipo con su ideología suelen ser arrojadas: en el basurero de la historia. 

Fuente: El Cooperante.

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