Este fin de semana una imagen circuló profusamente entre los venezolanos usuarios de las redes sociales. Corresponde a 1900, cuando un grupo de banqueros de Caracas fue aprehendido por el dictador de turno, el general Cipriano Castro, y obligado a recorrer varias calles de la ciudad rumbo a la tenebrosa cárcel de La Rotunda, otrora reclusorio de los enemigos políticos del régimen de turno. Así lo reseña alnavio.com

Por Pedro Benítez

Ocurría que Castro, que había llegado al poder el año anterior luego de la enésima revolución armada que asoló al país en el siglo XIX, encontró las finanzas públicas arruinadas; inestable aún su gobierno y decidido a aplastar las potenciales revueltas de los caudillos que dominaban el territorio decidió incrementar bruscamente los gastos militares.

Ante la insuficiencia de ingresos inmediatos optó por solicitar un préstamo a los banqueros caraqueños de la época. Según narran los cronistas de la época estos convinieron en el empréstito, que el desordenado y disoluto Castro gastó muy rápidamente. Ante la exigencia oficial de un nuevo crédito los banqueros se negaron.

Pero la decisión del hombre fuerte era clara: tenían que darle el dinero por las buenas o por las malas. De modo que ordenó arrestarlos y de paso humillarlos públicamente. Con tales argumentos las cajas fuertes de los bancos se abrieron y los banqueros venezolanos recibieron una cruda lección de lo que el poder arbitrario puede hacer.

A la larga los hombres de negocios dedicados a las finanzas aprendieron que en Venezuela bajo gobiernos autoritarios no valía el Estado de derecho sino la cercanía con el déspota de ocasión. Eso tuvo consecuencias nefastas para el desarrollo nacional. Posteriormente, la izquierda venezolana (y luego chavista) elevaría a Cipriano Castro al santoral revolucionario, no sólo por ese incidente, sino porque poco después suspendería el pago de la deuda externa y las potencias europeas de la época en represalia bloquearon los puertos venezolanos en 1902.

Ese primer Castro antiimperialista se salvó de un desastre mayor por la intervención de Estados Unidos, por entonces potencia emergente decidida a impedir que otros poderes le disputaran su hegemonía en el Caribe.

Vía La Patilla

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