Barquisimeto.- En las aulas y pasillos del Liceo Bolivariano Rafael Villavicencio se creó un lazo irrompible hace más de 45 años, cuando la generación que egresó como bachilleres en el año 1973 comenzó a estudiar en esta emblemática institución de Barquisimeto, ubicada en la carrera 27 con calles 52 y 53, zona oeste de la ciudad.

Como grupo han mantenido la amistad a través de los años y, gracias a esa unión, todos quisieron poner manos a la obra cuando supieron el grado de deterioro en que se encuentra la infraestructura del Villavicencio, como lo llaman sus alumnos.

Los techos y paredes tienen moho que se ha generado por años sin mantenimiento, se robaron la bomba de agua y todo el cableado que conducía la electricidad al instituto. En los baños parece que hubiese caído una bomba, con lavamanos rotos, sin puertas y la presencia de olores nauseabundos.

Fundado el 31 de agosto de 1960, esta institución contaba con un gran prestigio entre los larenses. Llegó a tener hasta 1.800 estudiantes inscritos en 48 secciones, que también hacían vida en extensas áreas para clubes y actividades deportivas.

El docente Rosario Jiménez, conocido como “Chayo”, no le importa ensuciarse sus manos por el bien de la institución

Fue el primer liceo de Venezuela en tener un gimnasio cubierto, que lleva el nombre del profesor Secundino Orozco, el que ahora se encuentra sin parte del techo porque fue sustraído y sin que, hasta ahora, haya sido sustituido. La biblioteca también fue desmantelada.

“Roban y nadie ve. Cuando se llevaron el techo del gimnasio se puso la denuncia el Cicpc (Cuerpo de Investigación Científicas, Penales y Criminalísticas) y allí nos pidieron las facturas… de un liceo que tiene más de 50 años. No hubo ninguna investigación”, criticó Lefraín Torres, docente.

Es una institución estatal que depende de la Zona Educativa del estado Lara y, a su vez, de la gobernación, a cargo de Carmen Meléndez. Este año cumplirá 58 años desde su fundación.

Escombros y maleza

María Durán es una de las damas que pertenece a la generación del año 1973

Alfredo Álvarez, periodista y egresado de la promoción 1973, contó que hasta ahora han comenzado a ir cada sábado a la institución a trabajar con sus propios recursos y manos. Lo primero que hicieron fue sacar toneladas de escombros y recuperar el espacio donde funcionaba la Banda Show, la cual tampoco existe, ni la banda ni los instrumentos.

En ocasiones los han apoyado alumnos actuales de la institución y docentes; incluso el director, David Pacheco, aplaudió el sentido de pertenencia de los egresados, a quienes explicó que haría los trámites necesarios para que los estudiantes hicieran el servicio comunitario dentro del propio liceo.

Se refiere al artículo 13 de la Ley Orgánica de Educación (LOE), donde se establece que “todo estudiante […] de educación media general y media técnica del subsistema de educación básica […] una vez culminado el programa de estudio y, de acuerdo con sus competencias, debe contribuir al desarrollo integral de la Nación mediante la práctica de actividades comunitarias, en concordancia con los principios de responsabilidad social y solidaridad, establecidos en la ley”.

El profesor Lefraín Torres se unió a la causa por la recuperación del Villavicencio

Pacheco sostuvo que los valores de la promoción 1973 son los que quieren rescatar y afianzar en quienes son estudiantes en la actualidad, para que cuando salgan sientan que dejaron un pedazo de su corazón en la institución y aporten su granito de arena cuando sea necesario.

“El liceo fue robado en aquellos momentos de guarimba y ahora me alegra el corazón y me conmueve el alma ver a estas personas que dejan un momento de familia, del trabajo o de descanso para venir a rescatar su institución”, confesó el director.

Motivar a más personas

William Oropeza, médico otorrinolaringólogo, también egresado en 1973, mencionó que desean motivar a otras promociones del liceo para que apoyen en la recuperación del instituto, porque hasta ahora son pocos quienes están “enterados, preocupados y ocupados” en la reconstrucción de las áreas.

José Hipólito Lobo Parra, ingeniero electricista y egresado en 1973, explicó en detalle cómo fue desmantelada la red eléctrica

“Este es un trabajo de hormigas, pero necesitamos más hormigas. Ya hemos limpiado varias áreas, sacado escombros, basura podrida, piedras. Ahora necesitamos soldar las bisagras de las puertas, pero como no hay electricidad, pedimos si alguien tiene una máquina que funcione con gasolina para que nos apoye”, demandó Oropeza.

Las mujeres también ayudan en la recuperación del liceo. María Durán es una de ellas, quien mencionó que la prioridad es que los estudiantes puedan contar con baños dignos y limpios; sin embargo, es una inversión imposible de hacer para unos pocos.

“Cuando vine por primera vez quedé impactada, miré el techo, los baños… no puedo creer que la institución se encuentre en este estado de deterioro sin que las autoridades con competencia no hayan hecho nada”, argumentó.

Luisa Suárez, profesora de ballet y egresada de la misma promoción, reiteró que como grupo no han dejado de estar unidos, lo que se nota en el ambiente de camaradería que mantienen mientras recuerdan las anécdotas de la época cuando estudiaron en el Villavicencio.

Los egresados hicieron un donativo al personal de botas de seguridad, guantes y tapabocas, porque no tenían estos implementos para limpiar.

Clubes inactivos

Con pico y pala remueven escombros cada sábado dentro de las instalaciones del liceo

En la actualidad, la matrícula de alumnos es alrededor de 800 estudiantes, porque la deserción en el Villavicencio, como en otros liceos, es notable.

Algunas aulas están inactivas, así como los clubes -grupos estables- que forman parte del pensum de estudio, bien sea por falta de materiales o porque no hay docentes que estén a cargo de ellos.

“Es obligatorio formar parte de uno de estos grupos, sus actividades se encuentran dentro del horario de clases, el problema es que no se han abierto todos, antes teníamos de repostería, manualidades, béisbol, fútbol, animé, barbería, brigada de prevención, brigada ambiental, ahora solo funcionan algunos de ellos”, admitió el docente Lefraín Torres.

El médico William Oropeza reiteró que necesitan más manos para poder recuperar el deterioro del Villavicencio

A pesar de las dificultades, Torres sueña con la posibilidad de un nuevo país, que se forjará con valores desde el hogar y la escuela.

Aunque ha habido comunidades que han querido tomar parte de los terrenos del Liceo Bolivariano Rafael Villavicencio, Torres afirma que más bien les hace falta espacio para todas las actividades que tienen proyectadas para los alumnos.

Sin agua en el sector

Lismary Briceño, habitante de la comunidad, explicó que en el sector solo llega el agua los lunes y miércoles. A este problema se le suman las fallas eléctricas que han comenzado a sentir. “La última vez estuvimos ocho horas sin luz”, dijo.

En el liceo, no hay agua ningún día porque no tienen bomba. Tampoco hay luz, debido a que todas las acometidas principales y secundarias fueron robadas, como explicó José Hipólito Lobo Parra, ingeniero electricista y egresado del Villavicencio, quien agregó que hasta los circuitos y breakers brillan por su ausencia.

La valla que lleva el nombre de la institución está oxidada

A la fecha, en la institución imparten clases solo en las mañanas; sin embargo, en años anteriores el turno era completo: mañana y tarde. Incluso tienen un área de comedor, pero tampoco funciona ni les llega la comida del Programa de Alimentación Escolar (PAE).

El exalumno y médico Víctor Julio Sánchez formó parte de la Banda Show y del Centro de Ciencias Naturales Yépez Tamayo. Recordó que también funcionaba el Orfeón Estudiantil.

“Sembramos árboles que crecieron como un bosque y era un espacio para descansar, donde había banquitos. Todo eso fue abandonado y los árboles quemados”, denunció Sánchez.

Las canchas de voleibol y baloncesto se encontraban llenas de maleza, zonas que han sido limpiadas por los exalumnos; sin embargo, se requiere la instalación de los tubos y cestas para poder volver a utilizarlas en las actividades deportivas.

La entrada del liceo está llena de basura

Próximas generaciones

Walybeth Mendoza, vocera institucional de los estudiantes, admitió que los jóvenes dejan de ir a clases porque están desmotivados.

“Por un lado muchos profesores están renunciado y por el otro, se quejan por los baños, las aulas dañadas… por eso estoy aquí, quiero a mi liceo y sé que si todos nos unimos podemos salvarlo para las próximas generaciones”, garantizó Mendoza, estudiante de quinto año de bachillerato.

Con ella se encontraba José Regnier Mogollón Túa, egresado del año 2012, quien también quiso aportar sus manos al cambio del Villavicencio.

“Hago un llamado a todos los egresados para que tengamos ese sentido de pertenencia. Recordemos que salimos de aquí para ser unos profesionales y ahora la institución nos necesita”, invitó Mogollón.

El docente jubilado Rosario Alfonso Jiménez Castillo, conocido como “Chayo”, quien impartió clases de educación física durante 33 años, también pidió ayuda a todas las personas que puedan incorporarse cada sábado.

Con donaciones, trabajo manual e incluso con desayunos e hidratación, pueden colaborar las personas que quieran salvar a una institución que ha dado grandes satisfacciones a Lara y a casi 70 generaciones de egresados, quienes quieren hacer valer el lema “en la unión está la fuerza”.

El gimnasio cubierto “Profesor Secundino Orozco” fue el primero en su tipo en toda Venezuela

Vía El Pitazo.
Loading...