En la cola del supermercado Santo Tomé de Los Olivos, una mujer confiesa que la reserva que le queda en la cuenta bancaria no le alcanza ni para un kilo de carne. Al llegar al mostrador, pide al carnicero la mitad de la porción de carne molida que en el supermercado disponen en bandejas para el despacho directo al cliente. Esa es la cantidad que puede pagar por la proteína que supera los 1,3 millones de bolívares el kilogramo, reseñó El Correo del Caroní.

La escalada de la carne, entre otros productos de la canasta alimentaria, ha hecho trizas el poder adquisitivo de los venezolanos. Con un salario mínimo de 392.646 bolívares, al cual se suma un bono de alimentación de Bs. 915 mil sin incidencia salarial, el ingreso mínimo legal es inferior al kilo de la proteína.

Ni un kilo de huesos rojos, a 450 mil bolívares en promedio, puede ser cubierto con el salario mínimo vigente.

Luis Rodríguez, propietario de la carnicería La Villa de Don Polo en Villa Bolivia, precisó que la carne en canal costaba Bs. 830 mil el kilo. La compra en canal supone una merma para el empresario, una vez se desposta (descuartizar para consumir o vender por partes) y se realizan los cortes. Pero un nuevo aumento ya tocó la puerta, la nueva mercancía –anunciaron proveedores- llegará a Bs. 1 millón el kilo en canal, por lo que el precio al detal va rumbo a los dos millones de bolívares.

“La que nos queda la estamos vendiendo de 1.700 a 1.800 el kilo, pero la que viene no se puede vender en menos de 2 mil a 2.100, este fin de semana llegará a ese precio”, asoma. El repunte acentuado de las últimas semanas, le han informado los proveedores, se debe a los ajustes del primer eslabón de la cadena cárnica: el correspondiente a los ganaderos. “Dicen que son los ganaderos los que tienen estos precios por la sequía, pero quien paga las consecuencias somos nosotros”, apuntó.

La venta ha descendido sobremanera. “Hay gente con cierto poder adquisitivo, empresarios, que pueden comprar, pero hay gente que no puede comprar un kilo de carne”, dijo. Los mercados municipales han dejado de ser una opción, si de economía se trata. Hace una semana, recuerda Rodríguez, su carnicería vendía a un monto inferior al que se cotizaba la carne en el mercado de Unare.

Al consumidor tampoco le queda la escogencia por cortes, que antes permitían una diferencia de precios si la carne era de primera, de segunda o tercera. “Ahora lo único que se diferencia de la carne de 1.700 a 1.800 son las costillas y el lagarto que se vende a 1.200, de resto todo es igual. Hasta el hígado subió demasiado, cuesta 1.500 el kilo”, precisa, mencionando los montos con el recorte espontáneo de los últimos tres ceros, una práctica que se masificó en el habla local hace meses en la medida en que la inflación se aceleró.

“Estamos aguantando, intentando permanecer, pero lo cierto es que una res de 280 kilos cuesta 280 millones de bolívares, y la próxima costará por ejemplo 350 millones y ya no podemos cubrirla. Nos estamos descapitalizando”, apunta.

Mario García, representante del Bodegón La Izabella, cuenta que la proteína sube a diario entre 200 y 300 mil bolívares. “No tiene precio específico”, confiesa. “Hoy está en 1.390 el kilo de carne de primera y en 1.800 el solomo”, precisó.

Vía La Patilla

Loading...