Por Luis Velázquez Alvaray
Los hechos han cambiado, la realidad no es la misma de hace un año y la lucha democrática tiene que entenderlo y asumirlo. El cambio es inexorable, pero no es mañana; un dirigente sensato ya lo advirtió: es una lucha a mediano plazo extensa, sin ilusiones.
Es importante referirse al tipo de organización política. Los partidos por muy jóvenes, nacen viejos. Sus estructuras son arcaicas. Son fundamentales: sí. Imprescindibles: sí, pero deben establecer un nuevo marco de relación social y para ello existe un arsenal tecnológico que transforma la actuación de sus agentes sociales y le abre el camino para interactuar en el espacio público.
El dirigente es un canal activo que incorpora en su mensaje el quehacer de los ciudadanos y se involucra con ellos en el proceso de cambios latente que requiere formas de acción social.
El investigador de la comunicación política, profesor Gutiérrez-Rubí, habla de la revolución de la tecno política definiéndola como “el conjunto de tecnologías y capacidades que tiene el ciudadano para ejercer el protagonismo en la sociedad”. Sí analizamos esta propuesta, deberíamos pensar como instrumentalizarla para la lucha democrática. Se requiere de los nuevos instrumentos tecnológicos para encauzar la emergencia política y social originada por la deshonestidad y preceptos tiránicos de quienes gobiernan.
La transparencia es bandera indispensable para acercarse a la ciudadanía. La última consulta realizada por la oposición, demostró estas carencias de acceso tecnológico. Un asunto para analizar es no haber organizado una poderosa fuerza de venezolanos que han salido expulsados por la crisis a numerosos países que les acogen.
Es una fuerza para el cambio que permanece a la deriva. Son aproximadamente 6 millones que desean colaborar y no encuentran como ser protagonistas de esa lucha. Esa carencia se manifestó en la consulta y en el alejamiento que viven, existiendo hoy los instrumentos para crear una poderosa plataforma de la diáspora, que los haga cercanos, partícipes, críticos y siempre atentos, porque deben ser parte de un engranaje organizado en su próximo regreso a la patria. Las herramientas en la red para los programadores cívicos son numerosas. ¿Por qué no aprovecharlas?
ASPECTOS A RESALTAR
– Hoy no se trata de defender la causa de un partido, señalan los expertos. Ahora existen múltiples causas y las agrupaciones defienden unas y otras no. Existe un lazo fundamental: liberar al país y aceptar que allí transcurren acciones transversales que suman y desechan el sectarismo.
– Hoy se impone el aperturismo, que es el cemento de las nuevas coaliciones y existirán argumentos encontrados. Lo sabio es entender que no somos la verdad absoluta y que el mundo de hoy es contradictorio. Además, lo colectivo es distinto. Se aporta a la política y los cambios sociales trabajando a distancia. Las tecnologías disruptivas irrumpen para siempre y la política transformadora no puede ignorarlas.
– Los partidos tradicionales han llegado a su fin. Deben irrumpir como organizaciones tecnológicas, que utilicen la I.A para operar bajo nuevos modelos de información transparente, que permitan interactuar.
– Existe un grueso aporte intelectual de la oposición para salvar el país. Pero estos deben ser conocidos para que impulsen cambios de pensamientos. Nuevas rutas para la deseada transformación democrática.