• El ectodermo neural: formará el sistema nervioso: el cerebro y la médula espinal.
  • El ectodermo superficial: formará los tejidos más superficiales, como la epidermis, el pelo, las uñas, las glándulas mamarias, las glándulas subcutáneas y el esmalte de los dientes.

La dermatología y el éstres

Cuando las personas tienen problemas de la piel, hacen una cita con un dermatólogo, y cuando tienen problemas de salud mental, hacen una cita con un psicólogo o psiquiatra.

Pero en los últimos años ha surgido la psicodermatología que nos ayuda a mantener ambas áreas sanas.

Como lo explicó Noel, la conexión cerebro-piel comienza antes de que nazcamos. Nuestra piel y nuestro sistema nervioso central se crean a partir de las mismas células en el útero y permanecen conectados físicamente con los nervios y los vasos sanguíneos a lo largo de nuestras vidas.

Aún queda mucho por aprender sobre cómo estos sistemas funcionan juntos, una de las áreas de psicodermatología mejor estudiadas hasta la fecha se relaciona con el estrés, que se sabe que exacerba ciertas afecciones de la piel.

Es bien sabido que cuando nos estresamos el cuerpo actúa en modo de lucha o huida y segrega cortisol (también conocida como la hormona del estrés), que agudiza tu mente y aumenta tu energía para que puedas manejar mejor la situación estresante.

Pero si eso sucede durante largos períodos de tiempo, puede desencadenar una gran cantidad de problemas en la piel relacionados con el estrés.

El éstres en nuestro organismo

Nuestros niveles de cortisol (hormona que liberamos como respuesta al estrés) se han disparado por la situación de pandemia que estamos viviendo debido a la Covid-19. Este aumento de cortisol obstruye la capacidad del cuerpo para absorber los nutrientes esenciales que nos mantienen con un aspecto sano y atractivo.

Expertos en el tema

“El estrés provoca desequilibrios en nuestro sistema neuroendocrino, desencadena cascadas inflamatorias y la liberación de especies reactivas de oxígeno.

Los dermatólogos vemos cómo empeoran muchas enfermedades de la piel que se ven directamente afectadas por el estado emocional del individuo, y en la crisis del coronavirus (como en tantas otras) estamos observando más brotes de dermatitis atópica, psoriasis y acné. También achacamos este repunte en los brotes a que las tres enfermedades se ven ahora privadas de aire libre y sol en pequeñas cantidades, lo cual las empeora.

A largo plazo, el estrés mantenido hace que nuestra piel se vea más apagada y aumente la actividad de las metaloproteinasas, que son unas enzimas que degradan el colágeno, apareciendo más flacidez y arrugas. Igualmente nos invita a forzar determinados gestos, lo que a la larga marcaría las arrugas de expresión sin darnos cuenta.”

Fuente: La Opinión