Nicolás Maduro encabezó este lunes 1 de diciembre un acto proselitista en el que desestimó el ultimátum presentado por Donald Trump en la llamada telefónica que sostuvieron, asegurando que su permanencia en el poder es innegociable. El líder del chavismo calificó las medidas de presión externa como una campaña de miedo que, según él, no ha logrado afectar a la cúpula roja.

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Durante la juramentación de los llamados «Comandos de Comunidad Bolivarianos Integrales», una nueva estructura de control social, Maduro intentó mostrar fortaleza frente a sus seguidores. El líder chavista afirmó que las acciones de Washington, que incluyen el cierre del espacio aéreo y la presencia naval en el Caribe, constituyen un «terrorismo psicológico» que no ha tenido éxito en desestabilizar a su régimen.

«No nos han sacado con su terrorismo psicológico, ni un segundo del camino por el que debemos caminar siempre. Ustedes me entienden», aseveró Maduro, minimizando el impacto del aislamiento que sufre el país. Con estas palabras, el vocero oficialista buscó convencer a sus bases de que la estrategia de la Casa Blanca es inofensiva para la continuidad de la revolución.

En un tono desafiante, Maduro fue enfático al declarar que su proyecto político se mantendrá a toda costa, ignorando los reclamos democráticos internos y externos. «No nos podrán sacar jamás, bajo ninguna circunstancia del camino de la revolución», sentenció, cerrando la puerta a cualquier negociación que implique su salida de Miraflores.

El líder chavista también hizo referencia a las últimas «22 semanas», un periodo marcado por la crisis postelectoral, asegurando que el pueblo venezolano ha demostrado estar «empoderado» y con «conciencia máxima».

Para cerrar su intervención, Maduro lanzó una advertencia contra EEUU, exigiendo que no intervengan en sus asuntos. “No nos metemos con nadie en este mundo, que no se metan con Venezuela”, dijo.

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