Es probable que al momento de leer este artículo el incendio que se desató el fin de semana pasado en la planta de reciclaje de Doral ya haya sido controlado. Aun así, algunas situaciones que preocupan a las autoridades y principalmente a la comunidad permanecen vigentes, como la señalada “necesidad” de trasladar ese centro de procesamiento de desechos a otro lugar del condado Miami-Dade.

Este último punto cobró mayor preponderancia tras el siniestro. Vecinos que viven en zonas próximas a donde están ubicadas esas instalaciones han vuelto a poner sobre la mesa una petición que se ha escuchado a lo largo de la última década: reubicar la planta, luego de que la Comisión de Miami-Dade votó en 2022 para extender el contrato a la compañía Covanta, dueña del complejo de procesamiento, y abrió la posibilidad de construir una nueva planta en los mismos terrenos.

La petición tiene como argumentos los “malos olores” que emanan del proceso de generación eléctrica a través de la incineración de la basura, pero también problemas inherentes a la salud a los que estarían expuestos los residentes de la zona circunvecina, como resultado del procedimiento de combustión de los residuos sólidos que se recolectan en todo el condado.

Reubicación de la planta

La planta de reciclaje de Covanta, en Doral, comenzó a funcionar en 1989. En aquel entonces, se trataba de una instalación de eliminación de desechos donde solo se depositaba basura, pero en 2015 el centro fue ampliado y se convirtió en una instalación de generación de energía, gracias a una inversión de 90 millones de dólares de Covanta, de acuerdo con registros oficiales.

La proliferación de nuevos complejos residenciales alrededor de la estación de reciclaje ha sido un proceso gradual. Por ejemplo, el reparto ‘Midtown Doral’ fue construido por etapas a partir de 2016, mientras que otro complejo cercano, ‘5300 Paseo’, se erigió en 2015. Sin embargo, hay otras obras en la zona que, según documentos públicos, se construyeron años antes.

El incendio desatado el domingo 12 de febrero y que todavía el jueves 16 continuaba en la planta revivió el reclamo expresado por residentes de complejos de casas situados a escasos pies de distancia del centro que procesa más del 50% de la basura que generan los hogares de Miami-Dade.

César Abarca, un nicaragüense que reside desde hace seis años en Vintage Estate, cuya construcción arrancó en 2015, se ha convertido en la ‘voz’ de un grupo de propietarios e inquilinos que demandan la urgente salida de la planta hacia otro sitio de Miami-Dade.

Abarca convidó a DIARIO LAS AMÉRICAS para realizar un recorrido por el conjunto habitacional. “Estamos tan cerca de la planta (a simple vista se observan las chimeneas de la instalación) que muchas veces nos ha tocado parar una barbacoa (B.B.Q.) en familia porque no soportamos los malos olores que sentimos cuando están quemando la basura”, dijo.

Según el activista comunitario, no son pocos los residentes que han sufrido “problemas de alergias” y dijo temer que los problemas de salud puedan ser más graves con el paso del tiempo. Por ello, aseveró que no descarta futuras “acciones legales” si persiste lo que no duda en llamar un “gran problema”.

Sin embargo, tanto constructores de complejos residenciales en el área como funcionarios gubernamentales han asegurado que se están tomando medidas para minimizar los impactos potenciales de la planta de reciclaje entre los residentes cercanos. De hecho, el vicealcalde de Doral, Rafael Pineyro, partidario del traslado de la planta, dijo recientemente que “el problema de los olores hoy es menos frecuente”, pero “no sabemos qué va a pasar con la salud de nuestros residentes”.

Entretanto, algunos complejos residenciales han implementado sistemas de ventilación y tecnologías de filtración de aire para reducir la exposición a las emisiones. Asimismo, la planta de reciclaje asegura que ha implementado medidas de control de emisiones y monitoreo de la calidad del aire para garantizar que el proceso de combustión de la basura cumpla con los estándares federales y estatales.

No obstante, otra residente de Doral, identificada como Ana Pérez, afirmó que “el humo es muy fuerte, y mis hijos han tenido problemas respiratorios desde que nos mudamos aquí. Tengo miedo de lo que esto podría hacerles a largo plazo”.

Otro residente, Carlos Gómez, también compartió su preocupación por la salud pública. “Esta planta ha estado aquí por años, pero solo recientemente nos hemos dado cuenta de los efectos que podría tener en nuestra salud. Espero que se tomen medidas para proteger a las personas que viven en la zona”, comentó.

Postura de Doral

La nueva alcaldesa de Doral, Christi Fraga, afirmó que la solución más apropiada sería trasladar la planta, pero declaró que son los comisionados del Condado quienes tienen la “última palabra”.

“Ahora estamos enfocados en el incendio. Las conversaciones con el Condado deben darse después de ver qué pasa. Ese es un tema de los comisionados, ellos votaron por la planta, ellos deben decidir. Mi posición desde la mesa de la comunidad es que la planta debe reubicarse”, enfatizó Fraga.

En 2022, los comisionados condales aprobaron una extensión del contrato con la compañía Covanta y la construcción de una nueva planta, probablemente en predios donde se encuentra la actual.

Entre los legisladores que han expresado su preocupación por la planta se cuenta Juan Carlos Bermúdez, exalcalde de Doral y hoy representante del distrito 12, quien ha planteado la necesidad de buscar un nuevo lugar para ese centro antes de dar un paso sobre la construcción de un nueva en el mismo terreno.

Fuente: Diario Las Américas

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