A pocos días de finalizar un año con bastantes problemas y cuestionamientos para el presidente Gustavo Petro, el 2025 lo recibe con una decisión que podría dejar serias consecuencias para Colombia: la posesión de Nicolás Maduro en Venezuela.

Desde que a la Casa de Nariño llegó la invitación de Maduro para que el presidente de Colombia asista a su posesión el próximo 10 de enero para dar inicio al periodo 2025-2031, el Gobierno no ha tenido un solo minuto de calma frente a esta decisión, en un ambiente de división que crea además un entorno poco saludable.

“Ahora me dicen que no vaya a Venezuela. Yo veré si voy o no voy”, expresó enfáticamente el Presidente en un discurso el pasado jueves 12 de diciembre en Barranquilla, justo después de que en la Cámara de Representantes se aprobara una proposición que pedía al mandatario no asistir a la posesión de Nicolás Maduro en Caracas.

Incluso, es de tal calibre la decisión que debe tomar, que el mismo Petro calificó esto como un “problema”.

“El problema del 10 de enero lo resolveremos el 10 de enero”, afirmó. Sumado a que el canciller Luis Gilberto Murillo y el vicecanciller Jorge Rojas, cabezas principales en materia de política exterior, se han deslindado por completo del tema y han señalado que la decisión es total y completamente del Jefe de Estado.

 

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