Liley Ballesteros es una mujer empoderada. Proactiva, talentosa, muy creativa pero además es amante de las artes. Estudió Comunicación Social, pero siempre tuvo interés por la fotografía y la pintura. Esta última rama de las artes la enamoró desde muy niña. Y poco a poco se fue formando como un artista plástico. Pero ahora ha descubierto un gran don, el de la escritura. Liley Ballesteros, nunca se queda quieta y amalgamó sus dones de las artes junto a la escritura y dejó volar su imaginación con un propósito social y de enseñanza. Un norte enfocado al aprendizaje, a las emociones desde el punto de vista artístico y de la pintura, para apoyar, ayudar a los padres y niños en el aprendizaje y así lograr un individuo íntegro.

Sus obras de arte siempre llevan intrínseco además de su propuesta artística un mensaje positivo y de valor. Ahora, Liley Ballesteros está a punto de sacar su primer libro al que ha titulado “Emoción Arte, Expresa tus emociones” un texto labrado desde su alma, su corazón y desde su experiencia de vida. Una pieza literaria dedicada a los padres que están en esa época de crianza y pueden tener esta herramienta para lograr la exaltación positiva de sus hijos a través del arte. “Emociónate con arte» es un libro que trata sobre la importancia de liberar las emociones a través del arte.  Desde su propia experiencia comenta sobre la manera más efectiva para desarrollar la inteligencia emocional a través de su propia experiencia, cómo las disciplinas terapéuticas a través del arte terapia.

La RAE define al arteterapia como “tratamiento de una enfermedad o cualquier otra disfunción» o como «tratamiento destinado a solucionar problemas psicológicos”.

Es así como Liley Ballesteros aborda el tema histórico de esta modalidad terapéutica utilizada clínicamente hoy en día. Ella nos dice que hoy en día la arteterapia representa algo más que una finalidad terapéutica, es también una técnica de desarrollo personal, de autoconocimiento y de expresión emocional.

 

La Arteterapia es una actividad multifuncional como cualquier otra disciplina terapéutica: rehabilita, educa y sana. Quien la pone en práctica desarrolla su capacidad de introspección, comprende con detalles muchos de sus padecimientos y trabaja para superarlos, lo que termina por brindarle calidad de vida, aparte de ayudarlo a superar problemas de adaptación social, o retrasar deterioros cognitivos causados por enfermedades degenerativas como Parkinson o Alzheimer y otros padecimientos como, por ejemplo, trastornos de alimentación e imagen, problemas de aprendizaje, adicciones, estados de ansiedad o depresivos, enfermedades prolongadas que los lleven a largos internamientos hospitalarios, enfermedades terminales, e institucionalmente ha sido una opción terapéutica en víctimas de violencia física, psicológica y sexual, reclusos y refugiados. En conclusión, el arte es sanación y calidad de vida.

 

 

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