El desarrollo de la final tuvo sabor muy amargo para los cubanos, que antes del último salto del griego eran virtualmente oro y plata, por lo que estaban a un paso del doblete.

El vuelo del heleno en su sexto y último salto les relegó al segundo y tercer lugar, dejando además al español Eusebio Cáceres (8,18 m, su mejor marca personal), que era tercero, en la cuarta posición, bajándole del podio en el último instante.

Desempate por segundo mejor salto

«Ha sido una competición increíble. Qué salto más increíble, el último además», celebró el campeón griego. Pese a que Tentoglou y Echevarría tenían la misma distancia, 8,41 metros, la primera posición en la clasificación era para el griego por el desempate entre sus dos segundos mejores saltos (8,15 m contra 8,09 m).

Echevarría pasaba así del oro a la plata pero tenía otro intento para tratar de volver a la primera posición. Sin embargo, durante su carrera camino de la línea de salto se frenó, aparentemente con un problema físico o un dolor muscular. De rodillas, golpeó con el puño el suelo en señal de rabia y se levantó cojeando ligeramente, con la amargura de ver esfumarse un título olímpico que parecía suyo.

«No es lo que esperaba, no es el resultado que esperaba, pero en todo caso es un premio que es bienvenido», explicó Echevarría. El subcampeón olímpico, de casi 23 años, se quedó así a las puertas de emular a Iván Pedroso, que triunfó en Sídney 2000 y es el único cubano que ha podido proclamarse campeón olímpico en el salto largo.

En 2018 había logrado ya proclamarse campeón mundial bajo techo y en 2019 campeón panamericano. Sin embargo, en el Mundial de Doha 2019, donde llegaba como gran favorito, se tuvo que conformar con un bronce también con sabor amargo.

Decepción jamaicana

Más allá del color de sus medallas, Echevarría se ha confirmado en los últimos años como una de las sensaciones de su prueba. Tiene una mejor marca personal de 8,68 metros desde 2018 y varias veces ha destacado con saltos impresionantes, acercándose al récord del mundo del estadounidense Mike Powell (8,95 metros en 1991), aunque no homologados por vientos demasiado favorables.

Maykel Massó, de 22 años, vivía sus segundos Juegos Olímpicos, pero en Rio 2016, siendo muy joven, había quedado eliminado en la ronda de calificación. En el Mundial de Londres 2017 sí estuvo en la pelea por medallas pero quedó finalmente quinto.

En esta final, Massó solo realizó dos saltos, los dos primeros, por motivos físicos. El primero de 8,21 metros es el que le permitió colgarse el bronce. «En la ceremonia las lágrimas se me van a salir solas. Esto es algo que siempre he soñado», admitió sobre su bronce, que consideró «increíble» y «una sorpresa».

La decepción de esta final olímpica fue el jamaicano Tajay Gayle, campeón mundial pero lesionado en una rodilla durante la ronda de calificación. Apenas pudo ser undécimo, llegando únicamente a 7,69 metros.

Atletismo cubano supera su actuación en Rio 2016

Cuba lleva desde Pekín 2008 sin colgarse un oro olímpico en atletismo. Hace cinco años, en Rio 2016, su balance había sido de apenas un bronce, el logrado por Denia Caballero en el lanzamiento de disco, algo que ya supera nada más con el resultado de esta prueba.

En el medallero de Tokio 2020, a la espera de la resolución de los metales que el país tiene ya asegurados en boxeo y lucha, Cuba acumula oficialmente cuatro preseas, dos platas y dos bronces. Las del salto largo se añaden a la plata de la judoca Idalys Ortiz y al bronce del taekwondista Rafael Alba Castillo.

Alejandro Ramírez Saavedra
CEO
NOTIEXPRESSCOLOR . COM

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