Dijo Perogrullo que la principal actividad de la banca es la oferta de créditos. Los créditos dinamizan la economía y fomentan el consumo. Lo contrario, es decir, una reducción de la oferta de crédito por parte de la banca, provocará una disminución del consumo, favoreciendo ciclos recesivos. Ya en octubre, el Gobierno lanzó un primer dardo contra la banca: encaje legal del 100% sobre las reservas excedentarias. Ahora vuelven sobre sus propios pasos: aumento del encaje a 50% del saldo marginal de la banca. De lo señalado por Tareck El Aissami en septiembre pasado, de esta acción se desprenden dos objetivos. El primero lo confesaron abiertamente. Derrotar el crecimiento del dólar paralelo. Y el segundo está implícito. Asfixiar a la banca.

La nueva resolución del BCV publicada en Gaceta Oficial número 41.536 con fecha 30 de noviembre, señala textualmente en su disposición 15 lo que sigue:

“Salvo lo previsto en el artículo 16 de la presente resolución (…) las instituciones bancarias a las que se refiere el artículo 2 de estas normas, deberán mantener un encaje mínimo igual al 50% del monto total correspondiente al saldo marginal“.

El “saldo marginal” -en economía el término marginal está asociado con unidades adicionales- está compuesto, según la propia Gaceta Oficial, por “el monto correspondiente del incremento que se genere tanto en las obligaciones netas como en las obligaciones cedidas respecto a sus bases de reservas, según corresponda, determinado de acuerdo a la información suministrada semanalmente por cada concepto”.

Dicho en otros términos, todos los bolívares adicionales que la banca perciba de sus captaciones o depósitos, serán destinados en un 50% a las bóvedas del Banco Central de Venezuela.

El objetivo evidente ya lo confesó alguna vez Tareck El Aissami: impedir que la elevada circulación de dinero tenga incidencia en la demanda de dólares. Pero hay un objetivo implícito. Asfixiar a la banca. El negocio de los bancos es prestar dinero. Aquí y en todas partes del mundo. Sucesivas medidas para restringir la capacidad de maniobra de la banca, es asfixiar a la banca misma. Suprimir su razón de ser. 

Ya lo habíamos anticipado en una nota del 20 de abril en El Cooperante, que titulamos “El caso Banesco termina de destapar la crisis del sistema financiero nacional”. En ella, citamos unas palabras de Arístides Maza Tirado, presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela: “La banca resulta inviable”. Resulta inviable por la hiperinflación y por los ridículos tipos de interés que hacen poco o nada atractivo el crédito. A ello hay que sumar el incremento del encaje sobre las reservas excedentarias de septiembre, y el aumento de 50% sobre las reservas marginales.

En aquel entonces, una fuente nos anticipó: “El Banco Provincial estacionó el otorgamiento de créditos y la apertura de más cuentas. Todo esto debido a la intención del Gobierno de controlar a los dos bancos más grandes del sistema y en un tercer caso al BOD, cuyo presidente, pasó a ser un exaliado del régimen. La Banca afrontará en los tiempos por venir una mayor contracción”.

 

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