Cruz, signo de castigo, de dolor. Signo del inocente sentenciado, o peor aún, de aquel que está lejos de la conducta mancillada. Pues, ¿qué puede pechársele al gremio enfermeros de Guayana, esos que, al igual que los del resto del país, persisten en su labor pese a la crisis humanitaria, a la escasez de insumo y medicinas, y aun así han soportado la indolencia de un Estado que insiste en menospreciar su labor con salarios de hambre?, reseña Correo del Caroni.

Ese fue, precisamente, el concepto de la marcha que marcó el día 22 del paro de los enfermeros en Ciudad Guayana. Los profesionales de este sector, ataviados con cruces como señal del castigo que padecen de un régimen hambreador, recorrieron las calles de la ciudad, junto con miembros de los sindicatos de Venalum, Alcasa, Bauxilum, y maestros estadales, quienes se sumaron en apoyo a la protesta que lideran enfermeras de los hospitales Dr. Raúl Leoni y Uyapar en Ciudad Guayana, al igual que el resto del país, en reclamo de un salario digno.

“Tenemos que seguir la lucha hasta que el Gobierno escuche el clamor de las enfermeras, que tienen que trabajar con el estómago vacío. Señor presidente, las enfermeras somos perseverantes, por eso tenemos años asistiendo a los hospitales, no porque nos paguen bien, sino porque tenemos amor por nuestro trabajo, pero también tenemos que luchar por vivir bien”, manifestó Maritza Moreno, presidenta del Colegio de Enfermeras.

VÍA LA PATILLA.

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