(Caracas, Venezuela. Redacción Sumarium). No se puede tapar el sol con un dedo, retumba la frase cliché, y es que en Venezuela no sobra ni hay efectivo suficiente para suplir una demanda de más de 30 de millones de venezolanos. Encima, hay tiempo para que un comerciante debite un 25 % por pagos en punto de venta o bien sea por transferencias electrónicas.

Uno de los estados que se ha visto más afectados, ha sido el estado Zulia que se retrasa de poco a poco con los trueques o pagos en especie. No obstante ante el altercado, se ha presentado como alternativa el intercambio de productos y servicios como método para saldar deudas, tal como se hacía en las primeras civilizaciones.

Los de higiene personal son intercambiados por alimentos, servicios de peluquería, industria automotriz por bastas cantidades de carnes o ingeniosamente mayonesa por plátanos. De hecho, los canjes se escapan de la imaginación del maracucho, que ante la necesidad los ve como la mejor solución.

Uno de los que opinó fue Reinel Alarcón, técnico reparador, que hace “de todo” para ganarse la vida; desde reparar electrodomésticos hasta servicios automotrices. Fue durante sus labores diarias que comprendió que el método de pago ha sufrido cambios.

“A veces tengo  clientes que no pueden pagar en efectivo y me 
preguntan  si me sirve un kilo de carne molida o paquetes de arroz y 
harina a cambio del trabajo y yo les contesto que sí. Si no les recibo 
el pago así, ¿cómo hago para comer? Es un método que me ha funcionado 
hasta ahora”, explicó Alarcón.

Laudymar Espinoza, con sangre gaitera y marabina de nacimiento se levanta desde temprano para apilar los paquetes de arepa que vende todas las mañanas en su morada. Desde ese proceso, comienza a vender el material por una suma de 6 mil bolívares que es dificultosa por evidentes razones, y es allí cuando comienzan los pactos.

De hecho, se ha resignado a recibir el pago tradicional para acompañar a la Venezuela de antaño que acogía pan, vino y ropa como la mejor forma de retribución, llegando e incluso a recibir harina, principal fuente de trabajo para ella como parte de su cota en la transacción, reseñó el Diario Panorama de Maracaibo, Zulia.

50-50 Ó FIFTY-FIFTY

Otra de las variantes que se ha visto en el país es pagar la mitad en dinero y el resto en productos de necesidad básica. Como verbigracia de ello, las calles marabinas asentan la cabeza al ser preguntados si en algún momento han tenido que recurrir al método.

“Pagué  con panes, jamón, queso y un sobre de jugo lo que 
me cobró un herrero por una manilla de la puerta de la casa. Yo no tenía
 dinero y él no aceptó transferencia”, dijo  Guillermo Suárez en 
Veritas.

No obstante, no todos muestran complacencia ante el cambio, pues Julián Barrios, uno de los pobladores de Maracaibo, no comparte la práctica y expresó que cada día se va más atrás como el cangrejo.

¿Cómo es posible que regresemos a los primeros años de la historia estando en el siglo XXI? Hay que ver cómo estamos viviendo”, reflexionó el septuagenario en un rincón del mercado de Santa Rosalía.

Via Sumarium

 

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