En 3 años el programa de la fundación Venezuela Awareness, que se sustenta gracias a las donaciones de la comunidad, ha atendido a más de 1.000 familias de inmigrantes que llegan a Estados Unidos en precarias condiciones.

Desde 2014 la cifra de venezolanos que ha emigrado aumentó significativamente. En busca de nuevos horizontes muchos han arribado a Estados Unidos esperando hacer realidad el sueño americano, lo que no siempre se logra.

“Al llegar a la Florida me llamaban por teléfono y me enviaban correos electrónicos porque no tenían ni sábanas ni toallas, y les informaba que nosotros no trabajábamos en eso, que lo nuestro eran los derechos humanos”, indicó Patricia Andrade, fundadora de Venezuela Awareness.

Andrade es abogada, nacida en Ciudad Guayana, de donde emigró hace más de 30 años. “Cuando yo escuché el discurso de Hugo Chávez me estremecí. Yo vi que era una persona que le iba a hacer mal al país”, indicó.

Su preocupación legítima la impulsó a dedicarse en cuerpo y alma a la defensa de la democracia y los derechos humanos.

Hace 3 años nació Raíces, un programa que ha atendido a más de 1.000 familias de inmigrantes venezolanos, que se convirtió en una puerta que se abre a aquellos que llegan a Miami con lo mínimo. “El que llega a Raíces es el que se encuentra en situación precaria, que se vino en emergencia, que no le dio tiempo ni de vender su carro ni su casa, que viene con muy poco dinero”, agregó.

Andrade explicó que alquiló un local pequeño, sin mayores pretensiones y al poco tiempo vio como no se daba abasto ante tantas solicitudes. “A los dos meses teníamos una cola que no sé ni cómo la gente se enteró. Ni siquiera teníamos cuenta en Instagram, nunca lo había usado, yo estaba en otro mundo. Me tuve que reorganizar”, contó.

Entonces contactó con personas que quisieran ayudar, le puso nombre al programa y alquiló un espacio más grande: “A medida que me reorganizaba me llegaba más gente, que es lo que nos ha llevado a lo que tenemos el día de hoy”.

Raíces provee gratuitamente de lo básico a los inmigrantes venezolanos que llegaron en condiciones de emergencia. “Muchos solo tienen hospedaje, pero nada más. Alquilan un cuarto, pero no tienen dónde dormir, no tienen una cama, una almohada, una taza o una cafetera, los niños no tienen juguetes, llegó el invierno y no tienen un abrigo. Todos usan platos y vasos de cartón, todo desechable”, recalcó.

Paso a paso

Andrade indicó que primero hacen una especie de radiografía del que llega y cuáles son sus condiciones: “Se les pregunta sobre los hijos. Les sugerimos lo que deben usar y qué otras cosas se les pueden ofrecer además de lo que piden y se les hacen sugerencias sobre otros trámites como vacunas, licencia de conducir, asilo. Les damos las cosas que necesitan sin costo y adicionalmente les facilitamos unas guías básicas”.

Y añade: “Nosotros somos un grupo de voluntarios que ya tiene una lista previa de lo que necesitas. Les decimos: ‘Aquí tienes tu vajilla, tienes tu cafetera, lo básico. Yo no te doy lujos, sino que cubro tus necesidades básicas para que tengas calidad de vida, que botes el plato de cartón y comas en un plato de vidrio. Para que no pases frío te doy tu cobijita, tu abrigo’”.

Otro detalle importante tiene que ver con la entrega de juguetes para los más pequeños de la casa. “Un niño no entiende que tiene que viajar sin ellos porque para él son importantes. Cuando llegan a Raíces los recuperan”, subrayó.

Andrade resaltó la colaboración que ha recibido de la comunidad de venezolanos en Miami. “Han tomado conciencia que tienen que donar, que deben salir de eso que les sobra y llevarlo a Raíces, porque eso lo va a usar una familia recién llegada que no puede comprar algo nuevo. Tenemos depósitos en los que distribuimos lo que nos donan, muchos con mensajes bonitos dedicados a los venezolanos. La comunidad se ha dado cuenta que es verdad lo que hacemos”, informó.

“Se entendió que así como se llora por la gente que sale por el Puente Internacional Simón Bolívar a Cúcuta hay que atender a los que están llegando a Miami”, recalcó.

Señaló que el programa depende en mucho de la situación de Venezuela: “Si la gente no ve futuro tendremos más recién llegados, la cifra seguirá aumentando y en una condición todavía más crítica. Estamos pensando que debemos mudarnos a un lugar más grande, donde ofrezcamos más servicios, con abogados y trabajadores sociales, si necesitan terapias o sufrieron estafas. Mi meta es ofrecer un servicio mayor, más allá de las entregas de ayudas básicas y de guías”.

Testimonios

Jack Maguire es estadounidense. Estudia un doctorado en Sociología en la Universidad Internacional de Florida y trabaja como interno en los servicios legales de Caridades Católicas. Es uno de los 12 voluntarios que trabaja en Raíces. “Es increíble porque puedo ayudar a personas muy necesitadas, puedo hacer más que solo pensar en mí”, afirmó.

Destacó que el programa da esperanza a todos los que emigraron: “Es un tiempo horrible el que se vive en Venezuela, las realidades son muy complicadas. Yo agradezco estar aquí y ojalá pueda hacer algo más con los inmigrantes venezolanos”.

María Cecilia Bello es venezolana. Voluntaria desde noviembre de 2017 explicó que su trabajo ayuda para que quienes acuden a ellos comiencen una nueva vida. “Lo más gratificante de todo esto es cambiar la angustia que vemos cuando llegan, el miedo que tienen al nuevo comienzo”.

Bello asegura que es gratificante ayudar a sus compatriotas, “a aquellos que se han venido sin nada, solo con una maletica”.


Fenómeno migratorio

La migración venezolana ha cambiado desde 2014, refiere Patricia Andrade: “Al comienzo veíamos que se venía primero el esposo para después ubicar a la familia. El año pasado ya nos dimos cuenta de que venían todos, incluso los hijos y también los amigos. Hoy en día viajan todos, incluso con el perro, hablamos de familias extendidas”.

La situación ha hecho que investigadores de varias universidades se interesen en el programa, sobre todo para caracterizar al venezolano que llega a Estados Unidos.

Dada la magnitud del fenómeno los contactos se han multiplicado, incluso con representantes del gobierno y de los partidos políticos, preocupados por lo que acontece en Venezuela: Mike Pence, el vicepresidente de los Estados Unidos; Mario Díaz Balart, congresista; Rick Scott, que fuera gobernador de Florida y ahora es senador; y Juan Carlos Bermúdez, alcalde de Doral.

Los depósitos de Raíces, a donde llegan las donaciones, se encuentran en el Doral, frente a El Arepazo, un conocido local de comida, que es un punto de referencia clave. “La mayoría de los venezolanos ama el Doral o lo ubica con facilidad, si es que no llegan ahí. Lo ideal es que continuemos allí o en esa zona”, manifestó.

“Se entendió que así como se llora por la gente que sale por el Puente Internacional Simón Bolívar a Cúcuta hay que atender a los que están llegando a Miami”

Patricia Andrade,

fundadora Venezuela Awareness

 

Por JOSÉ GREGORIO MEZA | JGMEZA@EL-NACIONAL.COM

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