Astros de Houston se proclamaron campeones de las Grandes Ligas, tras superar 5-1 a Dodgers de Los Ángeles, y pusieron fin a la sequía para el estado de Texas en el beisbol de los Estados Unidos. Por primera vez en la historia, un equipo del segundo estado más grande del país norteamericano, se proclama campeón del mejor beisbol del mundo.

Los siderales, fundados en 1962, consiguieron en apenas su segunda Serie Mundial, un título más que labrado. Una organización que tuvo en sus filas a jugadores de la talla de Jeff Bagwell, Craig Biggio, Nolan, Ryan, Lance Berkman, Roger Clemens o Richard Hidalgo, debieron esperar más de medio siglo para que una “pandilla” de muchachos, encabezados por José Altuve, Carlos Correa, George Springer y compañía, se hicieran hombres al levantar un título que se les venía haciendo esquivo.

Como no podía ser de otra forma, en una Serie Mundial que cerraba en Los Ángeles, el séptimo juego entre Astros de Houston y Dodgers de Los Ángeles fue digno de una estrella en el “Paseo de la Fama”, de Hollywood.

Con todos los lanzadores disponibles (menos Rich Hill), Dave Roberts le entregó la responsabilidad de abrir el decisivo compromiso a Yu Darvish, quien buscaba convertirse en el primer japonés en llevarse una victoria en Serie Mundial. Pero poco duró el idilio del nipón sobre la lomita de un repleto Dodger Stadium.

George Springer, quien durante la noche de este miércoles se colocó el traje de súper héroe desde el primer momento, abrió el choque con un doblete sobre la tercera almohadilla y anotó en carrera luego de que Cody Bellinger cometiera un doloroso error –de dos bases-, ante batazo de Alex Bregman.

Bregman, vivo como pocos, se estafó el tercer cojín, y anotó en carrera gracias a un rodado hacia la inicial de José Altuve, quien llegó a seis remolques en la Serie Mundial.

Del otro lado, un muy joven Lance McCullers Jr. (apenas cuenta con 24 años), sintió el rigor de la situación que lo envolvía y permitió un largo doblete de Chris Taylor para comenzar el compromiso. A partir de ese momento intercaló ponches y golpeados (abanicó a Corey Seager, golpeó a Justin Turner, ponchó a Cody Bellinger y le dio bolazo a Yasiel Puig), antes de retirar con un rodado a Joc Pederson, para poner punto y final a un temerario primer acto.

Darvish, quien recibió la oportunidad de revertir la situación (con la sombra de Clayton Kershaw rondando en el bullpen), abrió el segundo tramo boleando a Brian McCann y –acto seguido-, Marwin González sacudió un largo doble, para colocar hombres en tercera y segunda.

Roberts se armó de paciencia, dejó al japonés en el montículo y, lamentablemente para sus Dodgers, la jugada no le salió. Tras retirar a Josh Reddick, MCcullers la rodó por la inicial para que McCann anotara desde la antesala la tercera rayita del duelo.

Pero el verdadero “Harakiri” para el japonés fue el siguiente turno. En cuenta de 3-2 y con Marwin corriendo en tercera, George Springer se encargó de grabar su nombre en el trofeo al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, conectando un estacazo descomunal, para colocar el juego 5-0 para la visita.

Springer, con su batazo, se convirtió en el primer pelotero en conectar jonrón en cuatro duelos seguidos de una misma Serie Mundial, y consiguió convertirse en el jugador con más extrabases (8) y más bases alcanzadas (29) en un Clásico de Otoño.

Dave Roberts se quedó sin argumentos para mantener a Darvish en el montículo y le entregó la pelota a Brandon Morrow, quien retiró un tercio de labor, para convertirse en el primer lanzador en la historia que ve acción en cada uno de los siete compromisos de una Serie Mundial.

McCullers, quien no estuvo mucho más asertivo que Darvish, continuó con su viacrucis, permitiendo sencillo de Logan Forsythe y golpeando a Kike Hernández, pero logró salir del episodio sin recibir daño.

Para el tercer acto, y sin espacio para errores, Clayton Kershaw tomó las riendas de Dodgers y cumplió con creces, retirando en orden a José Altuve, Carlos Correa (Su relevo fue de cuatro episodios, sin permitir carreras y abanicó a cuatro). Por su parte, el abridor de Astros comenzó el tercer tramo recibiendo imparable de Seager y golpeando a Turner,para quedarse con el récord de más pelotazos en un duelo de Serie Mundial (4), por lo que A. J. Hinch decidió traer a la loma a Brad Peacock.

El relevista sacó siete bateadores en fila, hasta que se metió en problemas en la quinta entrada, pero Francisco Liriano y Chris Devenski se encargaron de apagar el incendio que habían encendido los de casa.

Charlie Morton, quien se pensó podría abrir el compromiso, recibió el chance de relevar en el sexto episodio, y le metió el alma al cuerpo a los fanáticos de Astros de Houston, al comenzar el episodio permitiendo imparable de Pederson, para después darle boleto a Logan Forsythe. A pesar de esto, Morton toleró solo una carrera, producida por Andre Ethier, pero logró cerrar rápidamente el grifo californiano.

Roberts, en un intento desesperado de mantener el duelo lo más cerrado posible, introdujo a Kenley Jansen en el séptimo capítulo, y el curazoleño retiró el episodio, no sin antes regalar un pasaporte a José Altuve, quien se estafó la segunda almohadilla, para conseguir su primer base robada de la Serie Mundial.

Morton se mantuvo sobre la lomita y dominó la toletería de los Dodgers tanto en el séptimo, como en el octavo tramo, mientras que Alex Wood silenció la ofensiva de Astros de Houston en los últimos dos tramos del compromiso, dejando toda la expectativa para la novena entrada.

Ante los 54.128 fanáticos presentes en el Dodger Stadium, Charlie Morton saltó al montículo, dominando a Chase Utley, por la vía dle ponche, y posteriormente a Chris Taylor y Corey Seager, ambos con rodados a las manos de José Altuve, jugador que los llevó de la mano a esta Serie Mundial, y en cuyas manos se selló el primer título en la historia de los Astros.

Vía Meridiano

Loading...